lunes, 5 de marzo de 2012

Era el arcoíris más bonito que había visto nunca. Eran las 10 de la mañana y aun estaba en la cama, gracias a Dios era domingo. Miraba a través de la ventana, llevaba toda la semana lloviendo, eso la entristecía pero qué podía hacer ella contra el clima, pero aquel rayo de sol la había animado. Era ciertamente el arcoiris más bonito que había visto nunca. Olía a café recién hecho y croissants del horno de la esquina. Sabía que era afortunada por tenerle a su lado. Desayuno en la cama, besos en su cuello y caricias que comenzaban desde la raíz de su cabello hasta perderse en su espalda. Esa era su triada preferida. Estaban siendo tiempos difíciles, aunque ¿qué ser humano no estaba pasando por tiempos difíciles? Era uno de esos días “morriñosos”, días en los que no quieres levantarte. Que mas daba si llovía, solo quería perderse entre las sábanas.

- No nos movamos - le pidió.
- ¿Qué quieres hacer? – preguntó el.
- Juguemos a un juego… - dijo ella volteándose hacia el.
- Tu dirás – dijo el retirándole el mechón que cruzaba su mirada.
- Juguemos a que tengo ganas de besarte y tú me las quitas – Dijo mordiéndose el labio – ¿o tienes algo mejor que hacer este domingo? – le retiró la mirada tímidamente jugando con sus dedos.

El alzó la mirada, como si estuviera buscando la respuesta en el techo de la habitación. La miró, suspiró, negó con la cabeza, sonrió y la besó apasionadamente. ¿Qué mejor plan había para un domingo lluvioso?.