viernes, 21 de mayo de 2010

Escapar.

La torre estaba oscura y los grilletes demasiado flojos. Estaba desorientada. No recordaba que había pasado en las últimas horas, probablemente se habría desmayado. Apenas lograba oír nada. Estaba hambrienta, llevaba días sin comer, y aquel insoportable olor a orín solo hacía que provocarle náuseas. Su boca estaba seca, estaba deshidratándose. Le dolían los ojos de tanto llorar, sus pupilas, dilatadas, intentaban enfocar algo pero resultaba difícil teniendo como único apoyo la la luna y una luz intermitente colándose por las rendijas de las diminutas ventanas. Decidió que ya era hora de salir de allí. La puerta estaba abierta. No contaba con ella fuera a liberarse. Con un último esfuerzo se zafó de aquellos grilletes, desgarrándose las muñecas, estaban llenas de heridas pero no le dolían. Solo pensaba en correr. Pero ¿A dónde? se preguntó. Había planeado la manera de salir de aquella celda, pero no la de abandonar aquel lugar. ¡Si ni tan siquiera sabía donde se hallaba! Aun así empezó a andar, se notaba desfallecida pero su adrenalina hacía el resto. Bajó las escaleras sigilosamente y llegó a un gran pasillo con un ventanal al final. Avanzó hacía el con afán de poder localizar una salida. No podía creerlo. ¡Estaba en un faro en medio de una isla! Vislumbró una lancha motora en un pequeño embarcadero. Se quedó paralizada. Aguzó el oído. Escuchaba pasos acercándose. Llevada por el miedo no dudó un momento. Saltó. No pensaba volver a dejarse atrapar. Era preferible acabar contra las rocas que seguir allí…

Por iniciativa del www.elcuentacuentos.com

lunes, 10 de mayo de 2010

Roma, París, Nueva York.


Roma, París, Nueva York. Los altavoces no paraban de anunciar destinos. Ella corría como siempre. Decía que así la vida era más emocionante. No era de extrañar que en una mayor proporción a la esperada sus medios de transporte partieran sin ella a bordo. En esos casos súbitamente cambiaba de parecer y su destino viraba 180 grados.
Nadie sabía nunca donde se hallaba. Una vez aseguraban haber oído ruso de fondo en una de sus precarias llamadas para que sus seres vivos supieran que aun estaba viva. Muchos se preguntaban porque esa imperiosa necesidad de viajar, recorrer mundo, porque no asentarse, crear una familia y vivir tranquila. Para ella no tenía ningún sentido, pero todo iba a cambiar. Y ella lo intuía desde hacía tiempo. Sabía que ese ritmo de vida no podía ser eterno.
-          Hola mamá.
-          ¡Hola hija! ¿Cómo estás? – Respondió sorprendida.
-          Bien mama, como siempre
-          ¿Dónde estás?
-          Sabes que nunca te lo digo. Pero tengo una sorpresa para ti.
-          ¿De qué se trata cariño?
-          Pronto lo sabrás, no sufras. Te quiero.
-          ¡Hija…!
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-          ¿A donde será señorita Carlota? – Preguntó la señorita de la agencia de viajes.
-          Esta vez será Barcelona.
-          ¿Barcelona? ¿Segura?
-          Si.

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Subió al avión ligera de equipaje. Su pequeña maleta, una revista dos diarios y una chaqueta como únicos acompañantes. Estaba lleno de gente emocionada que iba de vacaciones. Reía pensando que su vida durante años había sido así constantemente.

-          ¿Cómo se llama?- Preguntó al señor del 6F.
-          Javier.
-          Quiero que sepa que es usted mi última ración individual de amigo.
-          ¿Ración individual? ¿Cómo en el club de la lucha?
-          Sí, pero sin la parte de provocar una hecatombe.
-          Está bien entonces ¿Puedo preguntar porque soy el último?
-          Porque vuelvo a casa
-          ¿Ha viajado mucho?
-          Como… 10 años sin parar.
-          Habrá visto mucho mundo entonces.
-          Todo el que me ha sido posible.

Nada más bajar del avión ya sentía una angustia incesante en el pecho. Notaba como se volvía débil por momentos. Decidió pasar la noche en el hotel más cercano, total, nadie la esperaba.

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-          Ya puede pasar- dijo la enfermera
-          ¡Dichosos los ojos! ¿Qué inquietante aventura te trae por aquí?- Exclamó el médico
-          ¿Una revisión?
-          Será eso. En 10 años no has necesitado ninguna ¿por qué ahora?
-          He estado ocupada- dijo ella rehuyéndole.
-          ¡Y ahora sientes añoranza!-respondió a modo de burla- Va Carlota, que nos conocemos por favor…

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-          Hola mamá.
Como respuesta obtuvo miles de besos y millones de lágrimas.
-          Quiero comer pollo al horno.
-          Pasa y siéntate hija, estás en tu casa.

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Miraba a la blanca pared del hospital en la que había colgado su mapa. Le había costado varias horas pero ya no quedaba mucho por hacer. Había una foto en todos los lugares del mundo. Lo había conseguido.

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10 años antes…
-          Cuando me recupere tengo algo planeado- dijo Pedro.
-          Bueno, primero ponte bueno- respondió Carlota
-          Ya me siento mejor.
-          Con calma campeón.
-          Quiero que demos la vuelta al mundo. Y que nos casemos en las vegas cual Marilyn y Elvis.
-          ¿Qué tal un viaje a Andorra?- Respondió ella sonriendo.
-          ¡Andorra! ¿Qué espíritu aventurero es ese?
-          No le veo el sentido a viajar tanto.
-          Conocer otras culturas, ver cosas inimaginables, vivir cual holandeses una semana y a la siguiente ser   completamente americanos. Conocer el mundo y sus rincones. Vivir, simplemente vivir. Sin nada que importe, ni tu móvil, ni mi empresa. Ni tu salud ni mi enfermedad. Solo tu, yo y el mundo.
-          Qué bonito sería… y que irreal.
-          Qué bonito será.

Era la primera vez que la visitaba. Había partido en cuanto sucedió puesto que quedarse se le antojaba imposible. No pudo salvarlo, lo intentó todo, pero no fue capaz.
-       Lo he hecho por ti, porque era lo que querías. Pero siento decirte que a pesar de que describías un mundo idílico, no es un lugar tan maravilloso, no desde que tú no estás aquí.

 Por iniciativa del cuentacuentos.

lunes, 3 de mayo de 2010

Vamos a jugar a algo

- Vamos a jugar a algo.
- ¡Vale! Juguemos a ser mayores
- Pero si ser mayores no es divertido.
- ¡Que si! ¡Yo quiero ser mayor! Los mayores hacen lo que quieren.
- ¿Eso crees?
- Sí, siempre están mandando y se van a dormir a la hora que quieren.
- ¡Ay! Que equivocada estás, no quieras crecer antes de hora. La vida es muy corta… aunque a tu edad todo parece que nunca vaya a acabar, pero de repente un día sin haberlo pedido te has hecho mayor…

Me lo repetías una y otra vez… Y nunca quería hacerte caso… Y tal como tú predijiste, un día sin saber cómo, había crecido. Y fue entonces cuando anhelante esperé al mundo con el que tantos años había soñado, aquel lugar que había grabado a fuego en lo que quedaba de mi inocencia. El mundo de verdad, en el que yo decidía. Pero para mi sorpresa, el mundo real era turbio, era una distorsión de sí mismo, un lugar incomprensible, extraño, frío… El mundo real era… el mundo real era… el mundo real era lo más irreal que jamás había visto.

Iniciativa del cuentacuentos