lunes, 26 de julio de 2010

Amigos.


Nunca volví a tener amigos como los que tuve cuando tenía doce años, aquellos tiempos en los que la amistad es pura, eterna e inocente. Aquellos amigos que lograban que un árbol fuera un barco y un banco una cascada. Aquellos amigos cuya mayor traición podían ejercer contra tu persona era no elegirte a la hora de hacer equipos de futbol, contarle a fulanito que te parecía guapo o no guardarte el sitio en la cola. Aquellos amigos que te protegían, que te enseñaron a querer, a compartir, a luchar, a ganar y a perder. Aquellos amigos que conocían a la perfección tus gustos, que juraron por siempre ser tu hermana de kétchup, que te prestaban los tazos cuando tu te los habías olvidado, aun a riesgo de que los perdieras. Aquellos amigos que se emocionaban porque cumplías años, porque te hacías mayor, aquellos amigos con los que soñabas envejecer. Aquellos amigos que ibas a conservar por siempre. Por aquellos amigos que siempre permanecen en mi recuerdo. Aquellos amigos que me enseñaron que merece la pena tener amigos.

Por iniciativa del cuentacuentos

2 comentarios:

  1. Si señor. Amigos que nunca se olvidan
    Un saludo

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  2. Los mejores amigos, sin duda, son los que tú nos describes. Un abrazo.

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